jueves, 19 de julio de 2012

Cómo era el Mono Paco

Sé que muchos de mis lectores/as habrán pensado alguna vez que yo debo de ser el animal más famoso de mi lugar. Incluso yo misma algunas veces, mirando en el espejo tanta hermosura, lo he llegado a imaginar...

Pero no, claramente el Mono Paco ocupa el ranking de no-humanos más conocidos y nombrados de Redondela (después naturalmente de La Coca, un dragón que sacan en procesión todos los años).

La vida del Mono Paco está resumida y comentada en el documental sobre su historia, pero yo quiero aquí resaltar algunos aspectos de su vicio onanista quizás poco reflexionados.

Lo primero que el pobre no tenía la culpa de tener unos órganos sexuales tan llamativos, ¡azules turquesa y rojo chillón!, ...como para no mirar... Muchos/as de nosotros/as practicamos el sexo oral en público, sin ocultarnos, individual o conjuntamente, pero pasamos más desapercibidos y no salimos en los periódicos...

Otro tema importante se centra en su relación sexual en vivo y en directo con una paloma, delante de un montón de público manifestándose en ese momento por él, que ha llegado a ser un hito en la leyenda y, según dicen, la gota que colmó el vaso provocando la decisión del traslado de Paco al zoo de Vigo.

Algunos dicen que la partener no era una paloma sino una gaviota (sobre todo por su tamaño y por la fama de guarrillas que tienen...), otros dicen que la paloma ofreció resistencia (sobre todo por lo que simboliza, y por no asumir que también son bastante guarrillas...) y los hay que porfían en que la historia nunca pasó, que a un mono no le puede atraer una paloma por muy salido que esté.

Mi opinión es que el mono Paco tenía ganas, la paloma se dejó hacer y que fruto de ese acto nació un Palomono, o quizás un Monopalo.

¿Acaso no nos estamos dejando fornicar, sin ofrecer resistencia, por la insaciable gaviota cada viernes?

Lo peor es que en nuestro caso el fruto de estos actos, ... se va a llamar Miseria.





martes, 3 de julio de 2012

Cómo son los vicios

Llaman vicios a esas costumbres que parecen inmorales o están mal vistas. A pesar de saber que se deberían controlar o abandonar, son muy comunes y se utilizan para animarse, desconectar, relajarse, aumentar la autoestima, la sociabilidad,...y también para olvidar. Otras veces solo por obtener puro placer...

A mí, por ejemplo, no me gusta comer caca, pero no vamos a negar aquí que existen muchos coprófagos entre nosotros. Sin ir muy lejos uno de mis antecesores, Durruti, devoraba la caca de gato como si fueran cacahuetes; y otro de ellos, Pistoli, era un apasionado de la caca con denominación de origen humana, cuanto más fresca y líquida mejor. A otros, como Roco, le ponía hurgarse en olores fuertes, con preferencia por el aroma a podrido.

Lo de enviciarse al destrozo también es bastante común en nuestra especie, normalmente hasta determinada edad. Yo alguna cosilla he preparado pero conozco casos como el de la Mary, una fox terrier madrileña que llegó a arrancar toda la instalación eléctrica de toda una casa en una tarde, ... y ni siquiera vendió el cable...

Incluso hay algunos perros con vicios más propios de humanos.

Me acuerdo de Lucas, un perdiguero de Burgos terror de las terrazas de los bares. Un día, por aquello de probar todo lo que hay por el suelo, descubrió el sabor del cubata y en cuanto veía uno tiraba el vaso para lamer su contenido. Si solo era cola, lo dejaba.

Y hay otros que llevan con mucho orgullo el sobrenombre de vicioso, como Argos, que ya con muy poca edad ha sido capaz de recopilar una buena colección de vicios humanos.

Hasta le han dado un premio!