viernes, 30 de marzo de 2012

Vacaciones

Hay unos días al año en los que hay que desconectar...

Cómo es la jerarquía perruna (Lola)

He conocido a Lola, la sustituta de Porfín. Apareció a la puerta de la casa de Porfín cuando ella aún la disfrutaba y enseguida fue nombrada su vasalla. Lola tenía aproximadamente un año y llevaba encima un cargamento de parásitos, tan impresionante y tan variado, que podría haberse dedicado a su venta.

Fue testiga (a pesar de lo que diga la Real Academia Española de la Lengua…) de las numerosas escapadas de Porfín, sin llegar a seguirla, aunque aprendiendo algún truco maestro. Vivió con pena que Porfín ya no volviera y, a veces, le da por querer ir a buscarla: salta la valla y se queda pegada a la puerta.

Lola es tan buena chica que para que no escape solo tienen que colocarle una correa; una correa agarrada a nada; una correa que cuelga de su collar sin impedir físicamente saltar, pero sí psicológicamente;  una correa simbólica.

Lola no tiene mucho carácter; incluso tiene menos que yo.

A mí también me llaman, cariñosamente, “medallita de plata” porque siempre me gusta ir la 2ª. Me da igual quién vaya en 1º lugar, sea humano o cánido, le conozca o no; yo siempre la 2ª, por si acaso…

Pues creo que Lola es “medallita de bronce” porque va detrás de mí. Si Porfín era perra Alfa y yo perra Beta, me imagino que Lola será perra Beta-dine, por debajo de Beta...

Y a mí me encanta poder coger la pelota sin tener que cederla, que me preste sus juguetes sin enfadarse y que me mire con admiración… Nos hemos hecho amigas y hasta nos hemos besado.

Lola da mucho cariño a su humano y compensa los pesares que le hizo pasar Porfín. Solo tiene un problemilla: cuando él la acaricia, ella le suelta descargar eléctricas, no lo puede remediar. Hay un campo electrostático entre ellos.

Quizás Lola sea una superconductora, o una superheroína con poderes eléctricos. 
Por eso brilla tanto cuando la miras...



miércoles, 28 de marzo de 2012

Cómo es la comunicación con humanos

Hoy he aprendido una nueva palabra humana: “holístico”, que no parece que me vaya a servir para mucho pero me llamó la atención. La verdad, no creo que nunca vaya a decir “Estoy estudiando este hueso holísticamente”, pero si se lo escucho a algún humano puedo impresionarle al demostrar que lo he entendido.

Los humanos utilizan un montón de palabras que no valen para mucho, deberían reducir más su vocabulario para facilitar nuestra comunicación con ellos y disminuir nuestro esfuerzo de comprensión de su lenguaje.

Yo, por ejemplo, tengo que reconocer mi nombre, en sus más diversas variantes:

Soy “Sura!” cuando tengo que obedecer; “Surita” cuando intento hacerme la longuis; “Suriña” cuando algo me da miedo; “Su” cuando me llama mi suegra (la humana de Baco); “Hermo-Sura” en las Redes Sociales; “Ba-Sura” cuando me porto mal; “Trave-Sura” cuando me pongo estupenda…

Me pusieron de nombre “Sura” porque en la época en la que les aparecí a la puerta de casa, acurrucada sobre un helecho, tan negra y tan desvalida, estaban siguiendo la serie de Espartaco, y su mujer se llamaba “Sura”. Era muy morena como yo y sabían que yo iba a luchar por sobrevivir tanto como ella. Pena que Baco no se parezca a Espartaco…

También entiendo la palabra “echaunpís”, que solo la escucho cuando vamos en invierno a ver a la abuela, donde hace tanto frío que lo mejor es salir rápido, un pis y a la cama. Otras cuantas me resultan fáciles: toma, quieres, sube, frisbi, cerdita o furgoneta.  

Y otras no soy capaz de aprender, me es imposible. Por ejemplo “venaquí”: sé que algo tengo que hacer pero no acierto con el sentido de la orden. Como tampoco comprendo la intención de “nolovuelvasahacer": qué tendré que hacer? me pregunto cada vez que la escucho,... aunque sí que pongo expresión de dramatismo, por si acaso.

Seguro que Espartaco tampoco entendía esas palabras. 
Es el espíritu de la rebeldía que nos obnubila holísticamente hablando.

¿A que nos parecemos Sura y yo?





lunes, 26 de marzo de 2012

Cómo disfrutar de un fin de semana (Boiro)

Me gusta Boiro. Y no es un perro...

Me pierde que pongan pincho gratis en todos los bares, bañarme en sus variadas playas no turísticas, y disfrutar del encanto de la península donde se encuentran los Castros de Neixón.

Este fin de semana disfruté mucho allí. Fui la primera en despertar a las gaviotas por la mañana temprano y también la primera en ver cómo se juntaban más de 80 mariscadoras para recoger las algas que afectan al marisco.


En el terreno del Centro de Interpretación de los Castros de Neixón conocí a Jacky y a su hermanastra Sandra, ambos adoptados por la misma humana. Con Sandra no pude relacionarme porque su única y obsesiva intención era la de pegarme un buen mordisco, menos mal que estaba atada, pero Jacky me contó que le habían abandonado muy pequeñito a la puerta del Centro. Se dedicó a seguir a las visitas por si alguna se compadecía, pero no recibió más que patadas hasta que su humana le recogió. A Jacky le quedó un mal regusto de su experiencia y no juega. Yo salté alrededor de él, le amagué, hice todas las tontadas de mi repertorio... pero se mantuvo triste y serio.



Allí mismo conocí también a un humano especial que decía que era medio lobo y que por eso asustaba a la mayoría de los perros. Me contó que incluso había tenido tres garrapatas agarradas a su propio cuello. Sabía hacer fuego frotando palos y lanzaba flechas de punta de piedra sobre diferentes blancos con forma de animal.

A mí no me asustó, es más, noté que me quería tanto que le di una pata sin que me la pidiera. Luego empecé a lamerle la cara y se dejó. Cuando le metí mi larga lengua de más de una cuarta en su boca (como me gusta tanto hacer a todos los humanos que pillo por sorpresa...) no protestó ni me apartó: ha sido mi primer beso de tornillo con un humano voluntario.

En fin, he disfrutado mucho en Boiro; lo único que me fastidia es que con tanta emoción se me olvidó la concentración contra el maltrato animal de este domingo y era mi oportunidad de conocer en directo a mis primos Tor y Tara y también a sus amigos...

Siento el plantón. No tengo perdón. Me perdió el subidón...

jueves, 22 de marzo de 2012

Cómo son los sueños

Todos los animales soñamos, si no lo hiciéramos nos moriríamos. Eso parece que demostró empíricamente una panda de expertos en psicofisiología con un experimento de muy mal gusto en el que el protagonista era un gato. Le colocaron sobre una tabla flotando en una piscina; la tabla era lo suficientemente grande como para sostenerle pero también lo suficientemente estrecha como para que el pobre gato no pudiera relajarse. Si se relajaba, tocaba con el rabo en el agua y se despertaba. Si no se relajaba no podía alcanzar el estado REM, por lo que no soñaba.

Ya no me acuerdo cuánto dicen que duró vivo aquel gato, pero fue poco: es necesario soñar.

A veces tenemos sueños tan intensos que movemos el esqueleto al compás de cada escena. Para soñar así, tan vívidamente, necesitamos tener experiencias que recordar: correr, saltar, ladrar, perseguir, jugar, relacionarnos… Luego por las noches revivimos esas sensaciones y las disfrutamos doblemente.

En mi caso, cuando me adoptaron después de un mes de estar vagando en la desesperanza más absoluta, no me quedaban fuerzas ni autoestima suficiente para ladrar. Creían que era muda hasta que me oyeron hacerlo mientras que soñaba…  Ahora tengo un vozarrón que doy el pego…

Lo peor es cuando nos excedemos en la intensidad de las vivencias, cuando no tenemos control sobre nosotros mismos, como le pasa a este colega, de nombre Bizkit, en el vídeo que me ha regalado una buena amiga que conocí en una fiesta en San Vicente.

Va por ti, Nécora!
Que se cumplan tus sueños!


martes, 20 de marzo de 2012

Cómo es el extranjero

Yo soy una hermosa perrita muy viajada, con pasaporte internacional. Desde que me he hecho furgonetera he conocido un montón de sitios distintos, con perros parecidos pero de hablas diferentes.  Andalucía, Asturias, Cantabria,  las dos Castillas, Euskadi, La Rioja, León, Navarra, … Portugal , Francia… y naturalmente visito a menudo la ciudad de mi equipo de fútbol favorito. De lo más variado.

Si puedo elegir, prefiero los lugares con agua para bañarme o con grandes prados para correr; pero indiscutiblemente el mejor sitio para ir de vacaciones siendo perra, o perro, es Francia.




Vaya sensibilización hacia nuestra especie!. Te sonríen al pasar, se paran para elogiarte, te invitan a entrar…

Todavía recuerdo aquella oficina de turismo en los Pirineos franceses con dos chicas empeñadas en que yo entrará al local, para acariciarme. Ya en el pueblo de al lado el portero de unas cuevas con río interior, que había que atravesar en barca, había insistido en que yo podía pasar siempre que dentro de la barca fuera en brazos de algún humano. Con 30 kilos de perra intentando tirarse al agua desde la barca, no creo que hubiera sido una buena experiencia para nadie; pero aún así, agradecí al portero que pensara en mí, que se empeñara en que yo también disfrutara de la cueva.

Incluso puedes encontrarte con otros perros dentro de las salas de audiovisuales de muchos centros de interpretación de la Bretaña francesa, muy dignos mirando el documental, y cuando en alguno no permiten la entrada, menuda arman sus humanos…

Sí que es cierto que en algunos espacios públicos de Francia tenemos el acceso prohibido. Pero también en muchos de ellos compensan la afrenta con una guardería canina gratuita, como por ejemplo en el Parque de la Prehistoria de Tarascon. Cuentan con nosotros.

En la mayoría de los campings franceses sí que nos admiten, y en muchos de ellos tenemos que pagar por usarlos como si fuéramos uno más de la familia, con nuestra zona-cagadero planificada…

Pero lo que más me impactó de Francia, lo que más me hizo recapacitar, fue descubrir que allí somos tan importantes como para comprarnos un GPS. No quieren que nos despitemos y nos perdamos.

Y yo me pregunto: ¿Cuántos perros conocéis por aquí que tengan instalado un GPS en el collar?

Y luego pienso: ¿Cuánto tiempo tardarían aquí en robarnos ese collar del cuello?

Y después reflexiono: ¿Por qué hay tantas diferencias en sensibilización animal entre países de Europa? ¿Por qué aquí aún hay humanos que creen que torturar a un animal es una cultura?


lunes, 19 de marzo de 2012

Cómo es el amor a los humanos (I) (Negu)

Negu fue el mayor hallazgo arqueológico de los últimos tiempos, la pieza que nadie esperaba encontrar en aquella excavación en la que se estaba intentando documentar una tumba prehistórica dentro de un cementerio. Porque a Negu le abandonaron allí en medio de aquella intervención arqueológica, a los pocos días de nacer, muy débil y lleno de parásitos.

A pesar de que por haber aparecido en esas circunstancias todo el mundo esperaba que le pusieran de nombre “Indi”, o quizás “Yons”, decidieron llamarle “Negu”, diminutivo de “Negu Gorriak”, por no ponerle directamente Fermín, cantante idolatrado por alguna componente de la familia de adopción... 

”Negu Gorriak”, esa forma tan gráfica de expresar en euskera cómo son las malas etapas, los inviernos rojos, los inviernos crudos…, los tiempos de crisis y recortes como los que estamos pasando ahora… 

No por mucho elegir otro nombre acabaron con la afición de Negu por la arqueología. Pocos paseos dio que no tuvieran como meta un yacimiento arqueológico, y qué capacidad adquirió para distinguir un dolmen de un petroglifo, una hacha paleolítica de una neolítica… Negu tenía una de esas inteligencias que son medio-humanas,… además de mucha picaresca.

Cuando Negu se incorporó a su nuevo hogar descubrió que allí reinaba Misi, una elegante gatita de dos años que le acogió rápidamente como familia. Al verle tan desvalido, Misi fue muy paciente con él, hasta que el perrito creció y se obsesionó con devorar toda la comida que tenía a tiro de pata. Incluyendo la de Misi, costumbre que la gata nunca le perdonó y que acabó con su cariñosa relación.

Y en esa casa de adopción Negu también descubrió el amor a los humanos… 

Al principio no entendía cómo le podía gustar tanto perseguir gaviotas al lado de aquella niña, por qué solo soportaba ir de viaje si se colocaba sobre sus pies, ni tampoco por qué, cuando se tumbaba a comer en su postura preferida de Supercan volando, no era capaz de dejar de mirarla. Era su Lois Lane de Chapela…

La quería tanto, que un día en la playa le regaló una de esas tablas-flotador que usan los humanos para aprender a nadar, sin importarle que le viniera detrás toda una familia corriendo, reclamando su propiedad a gritos. Y que otro día, en esa misma playa, metiera disimuladamente el morro en la cesta de la comida de los de al lado; felizmente se comió todo el relleno de los bocadillos, y muy educadamente les dejó el pan; Negu tenía la intención de llevar a su niña favorita una especial ofrenda de jamón… pero tuvo un momento de debilidad y devoró el regalo.

Sí que era cierto que esa niña era la única que le permitía subirse al sofá, y también que se pasaba las horas esperando a que ella volviera para poder disfrutar de ese privilegio…, pero aquello que Negu sentía por Lucía no era solo agradecimiento, …

… era verdadero amor hacia una humana.



domingo, 18 de marzo de 2012

Cómo es la atracción

Yo ya no tengo el celo. La conciencia cívica primó frente a mi instinto reproductor. Me operaron y ya no puedo tener descendencia. Y menos mal, porque dijeron que tenía útero para 14 criaturas… ¡14! ¿Cómo les iba a alimentar?, ¿Cómo les iba a colocar en adopción a todos? ¿Cómo les iba a sacar adelante?...

El caso es que sí que tuve el celo una vez. Ya llevaba unos meses de relación formal con Baco cuando empecé a sentirme extraña, intranquila, huraña… Pregunté a mi amiga on line Sona, que es muy experimentada, y me aclaró algunas dudas al respecto pero no me orientó sobre la repercusión de ese estado en mi relación de pareja.

Cuando Baco empezó a relamerse sin parar mientras que me miraba con ojos desorbitados, yo debía de haber adivinado lo que estaba pasando… Cuando comenzó a seguirme con el hocico pegado a mi culo como si en él viviera el flautista de Hamelín, tendría que habérmelo imaginado… Pero cuando en mitad de un paseo por el monte me dijo que quería hacer conmigo el trenecito… ahí sí que lo entendí…
 
 
Ahora no me queda más remedio que ver cómo Baco habla de trenecitos a Chichi, su amante. A Chichi, que no mide un palmo y que llegó al barrio después que yo… Pero ella tiene algo que yo no tengo. Un montón de feromonas para repartir. El don de la atracción fatal, la capacidad para obnubilar la cabeza de todos los machos, de hacerles perder la razón, de manejarles a su antojo. 

Es lo único bueno de tener el celo…



jueves, 15 de marzo de 2012

Cómo nos gusta lo escatológico

Las perras y los perros, incluso cuando parecemos un juguete, tenemos un lado oscuro que no nos gusta confesar pero que es bastante evidente. Nos va lo escatológico, una atracción fatal por los excrementos y las suciedades.

He oído hablar de muchos perros con esa tendencia. Solo en el ámbito familiar tenemos varios ejemplos. Y de lo más variado...

Durruti es recordado por su manera de devorar caca de gato. Era el perro más invitado a casas con felinos. En un momento les dejaba el retrete vacío, como buena asistenta coprófaga. Hay que reconocerle que también comía bolas de papel de aluminio, de esas que previamente han contenido un bocadillo o alguna que otra delicatesen humana. Se las tragaba, y se acordaba de que no lo debía hacer cada vez que las intentaba cagar…

 
Pistoli era mucho más fino… Él solo comía caca humana. Y la encontraba y distinguía con tal habilidad, que tenía que haber ido a un concurso. La primera que se comió (que se sepa) fue en un área de descanso de la autovía, completamente cubierta de nieve; en un paisaje todo blanco, casi impecable, la detectó, desenterró y se untó todos los bigotes antes de que le pegaran 4 gritos. Las áreas de descanso de las autovías son lo peor para los perros con la tendencia de Pistoli; están llenas de excrementos humanos, de todas las formas y colores. También en uno de esos sitios fue la segunda vez que se le vio a Pistoli en acción y lo peor, parece ser, fue que identificaron claramente al donante… por cómo se abrochaba los pantalones antes de volver al camión. Seguró que él comió bien, pero Pistoli tuvo una buena gastroenteritis…



Yo he probado alguna que otra caca, lo tengo que reconocer. Por aquello de tener nuevas experiencias. Básicamente de caballo fresca, humeante, casi en su punto de finas hierbas. Pero poco más.
Mi lado oscuro escatológico son los olores humanos. Me pasaría el día en su zona de aseo, en medio, sin perderme detalle de lo que allí acontece. Pero es que también me pasa que en cuanto llega alguien nuevo a casa lo primero que hago es enfrascar mi morro, con lo largo que es, en sus partes íntimas…  para saber a qué huelen.Y ya no te digo si descubro alguna fragancia llamativa, de esas repletas de feromonas, entonces ya no me despego, empecinada en extraer las fragancias más exquisitas de los cuerpos humanos...

Como en “El Perfume”.

miércoles, 14 de marzo de 2012

Cómo llegar a las mil entradas

Esta semana hemos llegado a las mil entradas en el blog “Sura Hermosura”, descontando las mías. Y digo que hemos llegado, así, en plural, porque es algo que hemos conseguido entre las dos partes.

Por una parte Yo, empecinada en demostrar que una perra tiene mucho que contar; superando las ganas repetidas de vaguear, perdiendo horas de disfrute de este invierno-verano que nos está haciendo, y con el impedimento físico que supone tener unas zarpas mucho más grandes que las letras del teclado…

Por otra parte Tú, que sonríes, te entristeces, te indignas, te identificas, o lo imaginas al leerlo; tú que vuelves a probar, sin saber de qué va a ir el asunto del día, un poco a la aventura. Tú que has entrado más de una vez a este blog… tienes un gran mérito!

Primero, porque para un perro es muy difícil encontrar un ordenador, o cualquier medio de esos punteros, para poder acceder a internet. Segundo, porque en esta relación a distancia que mantenemos, sin que me hayas podido oler mis partes, es difícil parecer creíble (sobre todo después de haber adornado mis historias con un par de videos bastante comprometidos).

El caso es que hemos llegado a las mil entradas, y la verdad no sé si eso será mucho o poco, pero con que haya una décima parte de perros que sepan leerme, creo que ya es impresionante…

Aún es mucho más impactante el origen de las entradas al blog. Que haya muchas de Argentina, EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Malta y hasta de Mongolia, lo puedo comprender porque tengo conocidos allí. Pero no soy consciente de tener algún tipo de relación con ningún perro en Rusia, Ucrania o Malasia. No sé ni cómo serán.

Bueno sí, he oído hablar mucho de Laica, la especial perrita espacial rusa . Y de una macabrada sobre los perros y gatos ucranianos, que espero que no sea verdad. También he escuchado una triste historia sobre unos perros en Malasia con un trágico final en una isla, tan horripilante que no quiero hablar de ello...

Probablemente algunas de esas 1.000 entradas no serán de perros; habrá humanos que tendrán que leérselo a sus perros (no todas las razas hemos salido espabiladas) y otros habrán entrado solo a fisgar, a ver lo que os cuento, no vaya a ser que incite a sus mascotas a la rebelión…

A esos humanos aprovecho para recordarles que, nosotros los perros, hagamos lo que hagamos, no somos vuestros enemigos. Que cuando os encontréis con alguna de nuestras fechorías (da igual que nos hayamos comido todo el chorizo de cerco ibérico, o que destrocemos la PlayStation), antes de actuar impulsivamente, paraos a recapacitar sobre la razón. No sobre ese periódico tan comprado, sino sobre la causa, el porqué de nuestro acto vandálico. Igual necesitamos quemar más energía o aburrirnos menos. Puede ser que solo estemos pidiendo más mimos y atención. Poneos en nuestro lugar.

Y si nos veis deambulando sin rumbo o hurgando en las basuras, recordad que nosotros no somos los culpables de esa situación. Que seguro que hay algún humano detrás, de esos que saludáis al pasar sin saber que ocultan a un monstruo…


martes, 13 de marzo de 2012

Cómo disfrutar de un fin de semana (Vacas y Swayer) (II)

(Continúa de ayer)

Tobi, Lúa y yo fuimos por la tarde a dar un paseo por un bosque cercano, con un río estupendo con mucha cicuta, donde me dí un buen baño (sin probar la cicuta...).



Estaba yo la mar de contenta con el paseo cuando llegamos a un recinto con vacas y, para animar la excursión, por aquello de la emoción, se me ocurrió echar una carrera y perseguir ladrando a la que tenía más a mano... La consecuencia fue inmediata: todas las vacas hicieron piña y se revolvieron trotando hacia nosotros mientras que mugían estrepitosamente. Las vacas se habían unido para defenderse del atacante (en este caso una servidora). Se movilizaron por una causa común.

Cuánto tienen que aprender los humanos de las vacas...

Sí que me asusté, sí. Me metí debajo de la valla, detrás de Tobi y Lúa, que ya sabían de qué iba el asunto y fueron los primeros en refugiarse. Probablemente las vacas no dieron leche esa noche por mi culpa... y  nosotros dormimos intranquilos por la suya...

Me dio mucha pena que mi amigo catalán de ojos amarillos, Swayer, no hubiera podido venir a pasar el fin de semana con nosotros. Se tuvo que quedar en su casa por prescripción veterinaria, después de meterse en otro de sus líos.  Esta vez intentó saltar una verja para escaparse detrás de su compañera Xana, experta en esa habilidad, y Swayer se rasgó con los hierros del final; se abrió la tripa por la mitad, como si fuera un filete a punto de ser rellenado con queso y jamón. 40 puntos le dieron. No le había llegado con sobrevivir después de comer veneno para caracoles o de recibir una buena patada de un caballo que acabó con su aficción hípica. Esta vez se abrió en canal. Le gusta demasiado el riesgo... Menos mal que ya está mejor, preparado para la siguiente...

Si Swayer hubiese venido a pasar el finde a A Capela, además de disfrutar tanto como yo, podría haberme apoyado en el ataque de las vacas y, quizás, se hubiese echo amigo de Fuko porque los dos tienen los ojos amarillos.

Seguro que se hubieran entendido solo con la mirada....

lunes, 12 de marzo de 2012

Cómo disfrutar de un fin de semana (Fuko, Tobi y Lúa) (I)

Antes de nada quiero disculparme por faltar a la concentración contra la violencia animal de este domingo, pero es que estuve de viaje.

Este finde estuve en A Capela (Coruña). Un sitio muy recomendable. Tiene todo lo que me gusta a mí: grandes espacios abiertos para correr, ríos de aguas vivas pero no profundas para bañarme, palos de árboles autóctonos para destrozar, y... un montón de animales para perseguir...


Compartí viaje con Fuko, un enorme gato de ojos superamarillos y un pelo negro aún más brillante que el mío, que ya es difícil...

No tuvimos mucha relación porque, desde la ventana, me pilló en plena actuación persiguiendo a los gatos de la zona, y se asustó. Fue un momento de debilidad del que me arrepiento, pero que acabó con una posible amistad entre Fuko y yo.


Durante un rato que nos dejaron solos a mitad del camino, Fuko ya me había adelantado que en el sitio a donde íbamos se juntaban más de 4 gatos del vecindario, y también unos cuantos perros. Enseguida me habló de Tobi, su mayor pesadilla desde que había aparecido sigilosamente por detrás mientras que Fuko dormía plácidamente al sol, totalmente relajado. Tobi le dio tal susto que había saltado despavorido, como un resorte, para caer en medio del estanque de los peces; lo que le aterrorizó aún más y le impulso a subirse al tejado del invernadero. Sus humanos tuvieron que bajarle de allí. Fuko no duerme si piensa en Tobi.



Efectivamente, Tobi apareció en cuanto nos oyó llegar, embroncado y con la firme intención de morderme. Al principio me asusté pero luego me empezó a hacer gracia, tan bajito, tan llavero.... Y comencé a amagarle, provocándole para luego esquivarle, hasta que agoté su paciencia.

Luego, de repente, descubrió por algún efluvio que se había enamorado perdidamente de mí, sin poder dejar de gritarlo a las 4 vacas, con extraños sonidos guturales que acompañaba con ojitos de corderito mimosín...

Un poco más tarde, para completar el trío, apareció por allí Lúa que venía a cotillear. Me imagino que saludar con un mordisco será una tradición en la zona, porque también me enseñó su dentura abriéndola con tembleque... Aunque luego resultó ser muy cariñosa, con tendencia a colocarse panza arriba....

Lo que no sabíamos era que los tres íbamos a vivir una experiencia de alto riesgo que nos iba a unir...
(Continúa mañana)

jueves, 8 de marzo de 2012

Cómo nos afecta la crisis

Krisi se llamaba la única novia conocida de mi hermanastro gato Ovni, pero por mucho que se empeñe no voy a contar nada sobre ella, sino sobre esa crisis de la que hablan tanto los humanos.

Está claro que los recortes asociados a la crisis se ceban en los más desfavorecidos, en este caso los perros; las protectoras reciben menos subvenciones y las perreras no ven en nosotros nada más que un negocio. En estos tiempos que corren, con las protectoras repletas y sin casi dinero para mantenerse, ser un perro abandonado es mucho más dramático que hace unos años, si cabe.

Lo único positivo de la crisis es que nos está acercando, cada vez más, a perros y a humanos...

Una consecuencia de la crisis para los humanos son los despidos laborales, que guardan mucha semejanza con nuestros abandonos. A ambos, perros y humanos, cuando nos echan a la calle, se nos queda la misma cara de incomprensión mientras que intentamos digerir la nueva situación y encontrar una solución al problema. Pero qué he hecho yo para merecer esto... es el pensamiento común.

Además, muchos humanos que se quedan sin trabajo después pierden su casa y tienen que habituarse a vivir en la calle o a ocupar viviendas vacías; ahora también hay muchos perros que han tenido que acostumbrarse a sobrevivir por su cuenta, comiendo de la basura y refugiándose en casetas clandestinas construidas por algún humano consciente del problema que supone que las protectoras estén saturadas.Camino de mi casa hay dos asentamientos.

No sé qué está pasando en el mundo de los humanos, pero creo que no es bueno. He oído decir que hay una especie de lobos que les están acorralando a base de Decretos, que ya les tienen cercados y que, poco a poco, los van a ir devorando. Parece ser que cualquier humano puede ser objetivo de esos lobos, da igual que lleven muchos años en la misma empresa y que hayan dado por ella parte de su vida profesional... y también personal. Un día les dicen que van a la calle, que se busquen a otros que los adopten, que no tienen nada contra ellos, que la culpa es de la crisis...

Hay humanos que están siendo tratados como perros, y lobos que solo piensan en ellos en términos económicos: cuánto se pueden ahorrar; si esto sigue así, vamos a tener que compartir nuestras casetas clandestinas con ellos...

Son malos tiempos para los humanos,... pero muy buenos para los depredadores...


miércoles, 7 de marzo de 2012

Cómo siente nuestra competencia

Mi hermanastro gato Ovni, que ha leído su historia en este blog, se ha empeñado en que le deje publicar un relato que escribió él mismo y que fue seleccionado para la colección "Relatos de verano" de La Voz de Galicia, con el título "Un verano difícil". Está basado en un hecho real.
El Ovni es un pesado y, encima, no se atreve a pedírmelo a la cara, pero le voy a dejar que lo ponga por no tener lío familiar...
Os dejo en sus manos...



I CONCURSO DE RELATOS “LA VOZ DE GALICIA”

Título del Relato: UN VERANO DIFÍCIL...


No sé exactamente cómo empezó todo esto. Yo vivía tan feliz, envuelto en mis rutinas cotidianas: me levantaba todos los días a la misma hora, la despertaba y, después, los estiramientos, la higiene personal, el desayuno, las carantoñas de despedida y al sol, hasta que ELLA regresara del trabajo o hasta que yo tuviera hambre otra vez. Así, día tras día, sin grandes preocupaciones; a veces molestado por alguna visita imprevista o por obligaciones desagradables como la ingestión de medicina; otras veces, nervioso, con ganas de estar con otras, con esa desazón que provoca el amor no correspondido; y aunque la situación no era de su agrado, ELLA, con su infinita paciencia, me soportaba, sabiendo que tarde o temprano se me pasaría, que era lo de siempre: el deseo pasajero.

 Había días que sí, que se enfadaba de verdad: era cuando volvía a casa y descubría que me había dedicado a enredar, que tenía todo desordenado y que, incluso, había roto alguno de sus objetos preciados, aquellos a los que no me dejaba ni acercar; pero acababa comprendiendo que, aunque en el fondo me gusta esta vida de dejadez, de placer y de vagueo, a veces me aburro y necesito algún estímulo, algo diferente que me saque de la rutina cotidiana. Otros días conseguí que rozara la histeria cuando yo por fin conocía a alguna que, con sus encantos, era capaz de que me olvidara de ELLA y que, en un par de días, sólo pensara en el momento, en el instante, en el placer, en “la otra”. Cuando después volvía a casa, cansado ya de la aventura, podía percibir claramente su odio mientras que se dirigía a mí con un tono seco, lleno de reproches que yo sólo podía contrarrestar aumentando mis atenciones, pidiéndole disculpas con los ojos, que era como mejor me entendía.

Siempre pensé que, aunque hubiera sus más y sus menos, en el fondo éramos felices, que ELLA se contentaba con mis muestras de cariño y que era eso, el cariño, lo que prevalecía frente al resto de las crisis. Pero un día, sin preverlo en absoluto, todo cambió; llegó la hora de su regreso del trabajo y no volvió, llegó la noche y tampoco apareció. Me pase todo el día siguiente pendiente de la puerta, del ruido de la cerradura al abrirse; mirando a la ventana para poder identificar la llegada de su coche blanco; y pensando, preguntándome, qué podía pasar, qué había ido mal, qué había hecho yo mal.

A los dos días de desesperación apareció por casa una amiga suya que, sin casi ni mirarme, se puso a ventilar, a regar las plantas y a servirme a mí la comida, sin darme ninguna explicación, casi con desprecio, como si no llegara a comprender qué lazos de unión tan fuertes conseguían mantenerla atada a mí. Yo la interrogué, al principio tímidamente, después furioso y más tarde desesperado, quería saber dónde estaba ELLA, qué le había pasado, si iba a volver, si era por mi culpa, y la amiga como si fuera sorda o como si no fuera capaz de entenderme, a sus cosas, sin dejar de fruncir el ceño, puerta y adiós.

Otros dos días solo y la visita de la amiga, como siempre, sin explicaciones, visita rápida, de cumplido, sin contestarme, sin dirigirme la palabra, poniendo más interés en el estado de las plantas que en el mío propio. 

Y así, en esta situación kafkiana estuve casi un mes. A los veinte días de su ausencia dejé de preguntar por ELLA, dejé de asearme y perdí el interés por la comida, por tomar el sol y hasta por ligar; solo me tumbaba, me dejaba llevar, que pasaran los días..., al principio hasta que ELLA volviera; con el paso del tiempo ya me daba igual que volviera o no, había olvidado su cara, su voz e, incluso, su olor, la recordaba como un sueño agradable, algo irreal e irrecuperable.

Después de un mes, una tarde regresó, cargada de maletas y con una gran sonrisa en la boca: me acarició, me pidió perdón, me dijo infinidad de cosas hermosas, y me abrazó y besó como si quisiera extraer de mí la esencia básica. Yo permanecí impasible, mirando al infinito, sin demostrar ni odio ni amor, sin demostrar absolutamente nada, simplemente me dejaba hacer.

ELLA no paraba de hablar, quería saber qué tal había estado con su amiga, si había comido, si había pensado en ELLA..., a mí ya todo me daba igual, ni contestaba, ni la miraba, ni siquiera la veía cuando me obligaba a dirigir mis ojos a su rostro; me daba igual dónde había estado y por qué se había ido, sólo quería dormir y que me dejaran tranquilo, permanecer quieto, con los ojos cerrados y la mente en blanco.

ELLA empezó a desesperarse, no sabía qué hacer, pedía ayuda a sus amigos y ellos aparecían por casa, me miraban extrañados y hacían conjeturas, sin tener ni idea, sobre las razones de mi estado actual. Por fin, un día se decidió: me levantó a la fuerza de la cama y me metió en el coche, me llevó a un especialista que, después de manosearme por todo el cuerpo y de interrogar sobre todos mis hábitos, llegó a la conclusión de que no tenía ninguna enfermedad física, que simplemente se trataba de una “depresión gatuna” causada por el “semiabandono” sufrido en época estival.

Ahora ELLA se siente culpable y me satura a golosinas y juguetes, me achucha y me repite que me quiere, que me adora, que maldita la hora que se fue de vacaciones sin mí. Y yo empiezo a encontrarme a gusto así de mimado, pero intento disimularlo porque, ahora, cada lengüetazo que le doy me hace una fiesta, y cada vez que me estiro, veo por el rabillo del ojo relajarse su expresión de continua inquietud. 

martes, 6 de marzo de 2012

Cómo es nuestra competencia (V) (Muerte y Resurección)

Mi hermanastro gato Ovni se metió dentro del canapé de la cama aprovechando un momento en que se encontraba abierto. Nunca se le había ocurrido antes ni había hecho el amago de intentarlo. Pero ese día se veía por fin el sol, después de casi tres semanas rodeados del humo proveniente de los incendios que arrasaron Galicia en el 2006. Y el Ovni estaba contento y juguetón...

Saltó dentro; se escondió como pudo entre las mantas y edredones; guardó la respiración; oyó como bajaban la parte superior del canapé... y ya no volvió a respirar...

Mi humana notó su ausencia; después de buscarle y llamarle un rato, levantó el canapé, por si acaso, y ahí se lo encontró, blando, con los ojos extremadamente abiertos, la dentadura al aire y expresión de muerte. No respiraba.

Ella le llamó, le zarandeó ... y después, sin pensárselo, le hizo el boca a boca. Colocó su mano en forma de tubo, se  lo enchufó al morro, y empezó introducirle aire mientras que le golpeaba el corazón. El corazón y todo el abdomen, poque tiene el cuerpo pequeño (era el "alguacil" de su camada).

Y el Ovni volvió del otro lado, con las uñas extendidas y la misma cara que ponen los zombis que regresan a la vida después de un ritual.

Volvió, pero respiraba dificultosamente y no era capaz de mantenerse en pie. En la carrera en coche al veterinario hubo que continuar con la reanimación porque a veces parecía que dejaba de respirar. Le inyectaron un activador de pulmones y otro del corazón, manteniéndole unas horas en observación.

Ya han pasado casi 6 años desde aquel accidente. A mi hermanastro gato Ovni no le quedaron secuelas, excepto esa bronquitis crónica que el veterinario llama asmática (porque responde a la cortisona) y que mi humana achaca al accidente, porque es demasiada coincidencia que empezara a toser unos meses después de morir...


lunes, 5 de marzo de 2012

Cómo es nuestra competencia (IV) (Alguaciles)

Dicen que llaman "alguaciles" a los cachorros, tanto de perros como de gatos, que son mucho más pequeños que el resto de su camada.

Puede que sean "alguaciles" porque nacieron ya más enclenques, o porque sus hermanos no les permitan mamar, aprovechánsose de su falta de carácter. Otras veces simplemente es que su madre en vez de pecho prefirió dar la espalda... Se niega a amamantarle porque algún gen ancestral le dice que no hace falta esforzarse por ese cachorro, que es mejor que muera cuanto antes. Quizás la madre no se encuentre preparada para sacar adelante tantos hijos y decida sacrificar uno por el bien del resto.

En uno de esos documentales de La 2, que tanto me gustan (es lo único que a veces consigue relajarme...), seguro que al "alguacil" le dejaban morir sin contemplaciones. Pero Ovni tuvo mucha suerte al no ser el protagonista de ningún documental, y mi humana le sacó adelante con alimentación suplementaria. Parece ser que lo que más le gustaba era el foie-gras casero (no es poco jetas...), y el Ovni fue cogiendo peso sin desentonar demasiado con sus hermanos.

El hecho de tener un hermanastro gato "alguacil" tiene de positivo que no son muy proclives a guerrear y no te suelen hacer frente. Pero tiene de negativo la verguenza que pasas cuando te enteras de que todos los gatos del barrio le pegan, y ves cómo los que aparecen de otros barrios, le destrozan... Una vez volvió a casa con tales heridas que parecía que se había dado un revolcón con Freddy Krueger...

Los "alguaciles" también tienen tendencia a ser más enfermizos. Por ejemplo, Ovni de pequeño tenía tal diarrea que estuvo a punto de morir deshidratado, sin que el veterinario detectara su origen. Mi humana, después de mucha observación, concluyó que tenía alergia a los colorantes de los piensos para gatos, y a partir de ese momento solo come de color marrón.

Ovni, con sus 14 años, también padece bronquitis crónica, diagnósticada después de múltiples pruebas veterinarias. Esa tos recurrente le comenzó después de un incidente que marcó su vida y también la relación que mantiene con su humana, que es la mía...

Cuando mi hermanastro gato Ovni decidió esconderse dentro del canapé de la cama, repleto de mantas y edredones de Patchwork, nunca pensó que en pocos minutos iba a estar muerto...
 (Continuará)


domingo, 4 de marzo de 2012

Cómo es nuestra competencia (III) (Genética)

Mi hermanastro gato Ovni vino al mundo hace 14 años; hijo de Sisa, nieto de Catalina, y biznieto de la Pepa. Las dos últimas son recordadas por su carácter especialmente duro. Eran malencaradas, agresivas y rencorosas, aunque, eso sí, eran muy, muy hermosas: parecían actrices de cine,... pero demasiado encumbradas. Ambas casi destrozan a los machos seleccionados para tener descendencia; los dejaron calvos a base de mordiscos.

En cambio Sisa, la madre de Ovni, nació más dócil y ese fue el motivo por el que la adoptaron, huyendo de los genes maternos más extremos.

Para Ovni prepararon un proceso de selección más duro y largo que diera fe de su buen carácter. Tuvo que competir desde muy pequeño con otros 5 hermanos, todos muy parecidos físicamente, casi idénticos, solo diferenciados por el color de su lazo; primero compitió por una teta con leche, después por el puesto oficial de gato de mis humanos. Las pruebas realizadas fueron complicadas, pero el Ovni supo resolver las diferentes situaciones con éxito.

La primera prueba consistió en echar la siesta con mi humana. Todos los gatitos se impacientaban, no paraban quietos, querían curiosear alrededor sin poder dejar de hacer travesuras, mientras que él aguantó tres horas de siesta plácidamente.

La segunda prueba fue mucho más rebuscada. Uno a uno, cada gatito fue colocado frente a un espejo, por primera vez en su vida. El espejo, además, tenía detras un papel con un fuerte olor a animal salvaje, posiblemente originado por pis de zorro.

Cada uno de ellos bufó y se encorbó al verse en el espejo, menos Ovni, que corrió a refugiarse detrás de un humano....

Ovni fue escogido por ser el más dócil y tontorrón de su camada, el que menos genética almacenaba de Pepa y Catalina; era tan pánfilo que si los humanos no le hubiesen alimentado directamente no hubiera salido para delante, porque nunca había una teta para él. Le pusieron Ovni porque estaba tan delgado que llamaban la atención sus grandes ojos azules, como si fueran focos de una nave espacial; aunque más que un Ovni parecía ET....

Yo siempre he pensado que es bastante extraterrestre... y que algo de zombi debe de tener, porque murió y regresó del otro mundo...
(Continuará)

viernes, 2 de marzo de 2012

Cómo es nuestra competencia (II) (Convivencia)

... Pues sí, como decía, el gato Ovni llevaba ya 14 años de rey de la casa cuando me adoptaron. ¡14 años! Y ya sabemos cómo se agarran las monarquías a su trono...

En tanto tiempo de vida solo había compartido espacio durante 6 meses con Pistoli, que ya era demasiado viejo para molestar cuando le conoció y no estaba para correr por la artrosis. Ovni simplemente hacía como que no lo veía, como que no existía... Recibían a los humanos sentados en frente de la puerta, uno al lado del otro, pero sin mirarse en ningún momento. Pistoli era muy listo y sabía adaptarse a las circunstancias...

Y cuando Ovni pensaba que se había librado del intruso, llegué yo, casi cachorra, débil y desamparada suplicando cariño, sin ganas de andar o ladrar,... casi como Pistoli.

Pasaron los días, me empecé a animar con los mimos, y comenzaron las carreras; pasillo adelante, pasillo atrás, no había obstáculo que nos detuviera. El Ovni es un buen corredor, ágil y esquivo, como la mayoría de los gatos, así que podíamos tirarnos horas y horas jugando si nos dejaran...

Pero nuestros humanos decidieron poner fin a nuestra relación porque mi hermanastro gato Ovni sufre de bronquitis asmática crónica y siempre acababa la carreras tosiendo. Y, además, ponía tal cara de pánico y desconcierto cuando yo le perseguía, que se creyeron que se asustaba de mí.

Ahora vivimos vidas paralelas en la misma casa, sin llegar a cruzarnos; se acabaron los juegos en común. Yo huelo su presencia y le oigo saltar al final de unas escaleras que no me atrevo a ascender. Y él tampoco hace nada por retomar el contacto. Se asoma desde arriba de vez en cuando para pedir mi desalojo,... y es rápidamente entendido y obedecido; yo paso directamente a tomar el aire...

No creo que Ovni me tenga realmente miedo, porque es un superviviente. Ya ha perdido tres de sus siete vidas, .. y sigue pareciendo un cándido peluchín.

Como ahora me toca contar cómo murió y fue resucitado mi hermanastro gato Ovni, voy a reflexionar sobre el tema hasta el próximo lunes...


jueves, 1 de marzo de 2012

Cómo es nuestra competencia (I) (Reconocimiento)

La mayor competencia de los perros son los gatos. Esos animales con los que muchas veces nos va a tocar convivir. Se les reconoce rápidamente por ese andar chorreando orgullo y ese yo-mismismo que les permite desobedecer cuando se les antoja, sin que tenga consecuencias.

En la competición por el amor humano, tienen a su favor su estética de eterno peluche, porque los años se resbalan por su suave pelo, sin casi rozarles. También nos superan en independencia, a ellos no les adoptan los humanos,... son ellos los que adoptan a algún humano, no a muchos, son muy selectivos. Y no hay que dejar de aplaudir su arte para hacer el payaso, que permanece en el tiempo, y que tanto éxito tiene...

Aunque, sobre todo, les vamos a reconocer por su penetrante olor a mega-limpio, su tufo a obseso de la limpieza. No solo tienen constumbres obsesivas con la autohigiene, también hacen sus necesidades siempre en el mismo sitio, pero solo si está suficientemente pulcro.

Pero de dónde habrán salido!

El caso es que debemos llevarnos bien, si no queremos tener problemas con los humanos y con ellos mismos, que esconden afiladas armas dentro de sus patitas de algodón. Realmente, la buena relación con los gatos depende de ellos, de su edad en el momento de empezar a convivir, además de su carácter.

Yo, por ejemplo, comparto casa y terrreno con uno de ellos, que se llama Ovni, y llevaba 14 años con mis humanos cuando llegué yo, con mis 6 meses y una reserva de vitalidad en mi interior para impresionar...

(Continuará...)