martes, 3 de julio de 2012

Cómo son los vicios

Llaman vicios a esas costumbres que parecen inmorales o están mal vistas. A pesar de saber que se deberían controlar o abandonar, son muy comunes y se utilizan para animarse, desconectar, relajarse, aumentar la autoestima, la sociabilidad,...y también para olvidar. Otras veces solo por obtener puro placer...

A mí, por ejemplo, no me gusta comer caca, pero no vamos a negar aquí que existen muchos coprófagos entre nosotros. Sin ir muy lejos uno de mis antecesores, Durruti, devoraba la caca de gato como si fueran cacahuetes; y otro de ellos, Pistoli, era un apasionado de la caca con denominación de origen humana, cuanto más fresca y líquida mejor. A otros, como Roco, le ponía hurgarse en olores fuertes, con preferencia por el aroma a podrido.

Lo de enviciarse al destrozo también es bastante común en nuestra especie, normalmente hasta determinada edad. Yo alguna cosilla he preparado pero conozco casos como el de la Mary, una fox terrier madrileña que llegó a arrancar toda la instalación eléctrica de toda una casa en una tarde, ... y ni siquiera vendió el cable...

Incluso hay algunos perros con vicios más propios de humanos.

Me acuerdo de Lucas, un perdiguero de Burgos terror de las terrazas de los bares. Un día, por aquello de probar todo lo que hay por el suelo, descubrió el sabor del cubata y en cuanto veía uno tiraba el vaso para lamer su contenido. Si solo era cola, lo dejaba.

Y hay otros que llevan con mucho orgullo el sobrenombre de vicioso, como Argos, que ya con muy poca edad ha sido capaz de recopilar una buena colección de vicios humanos.

Hasta le han dado un premio!


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