viernes, 17 de febrero de 2012

Cómo es el amor entre los perros (III) (Chichi)

Y como conté ayer, Chichi apareció por el barrio para roer la relación idílica que manteníamos Baco y yo.

Cuando ví a Chichi por primera vez, se dedicaba a recorrer la calle de arriba abajo, muy segura de sí misma,... y nadie pensaba que estaba abandonada. Era pequeñita, con cara de lista, de buen aspecto, de esas muy adoptables. No era el prototipo de perro abandonado en la zona. Y siempre daba la impresión de que volvía a casa...



Se la dejó de ver una temporada, lo que rearfimó la hipótesis de perra escapista pero con dueños. Un mes más tarde volvió a pasar por la calle, y a pasar, y a pasar,... y pasaron los días, y Chichi fue perdiendo su buen aspecto, estaba adelgazando y en alguna de las esquinas se le había escapado la mirada de saber dónde vas.

Y resultó que la hipótesis era falsa. Chichi no era escapista, había sido abandonada en el barrio después de un tiempo de ser recogida por un vecino, para su madre. La madre del vecino no la quiso y los perros del vecino la querían morder: decidió dejarla donde la había recogido. Por eso Chichi volvió a aparecer.

Ante la nueva situación, la dueña de Baco no dudó en adoptarla, y ella, que es más lista que Baco y yo juntos, empezó conquistando el sofá y, después, un trozo del corazón de mi novio.

Ahora jugamos los tres, yo a correr como una loca y ellos, los dos, a reñirme. Se podría decir que somos un trío, un triángulo, pero un triángulo isósceles donde yo soy la base. Y cuando consigo ablandar a Baco, Chichi nos analiza con odio en la lejanía.

Hoy, como prueba de que todo, absolutamente todo lo que cuento en mi blog es verdad, os dejo un vídeo donde se aprecia mi relación apasionada con Baco mientras que nos observa la peligrosa Chichi...


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