domingo, 18 de marzo de 2012

Cómo es la atracción

Yo ya no tengo el celo. La conciencia cívica primó frente a mi instinto reproductor. Me operaron y ya no puedo tener descendencia. Y menos mal, porque dijeron que tenía útero para 14 criaturas… ¡14! ¿Cómo les iba a alimentar?, ¿Cómo les iba a colocar en adopción a todos? ¿Cómo les iba a sacar adelante?...

El caso es que sí que tuve el celo una vez. Ya llevaba unos meses de relación formal con Baco cuando empecé a sentirme extraña, intranquila, huraña… Pregunté a mi amiga on line Sona, que es muy experimentada, y me aclaró algunas dudas al respecto pero no me orientó sobre la repercusión de ese estado en mi relación de pareja.

Cuando Baco empezó a relamerse sin parar mientras que me miraba con ojos desorbitados, yo debía de haber adivinado lo que estaba pasando… Cuando comenzó a seguirme con el hocico pegado a mi culo como si en él viviera el flautista de Hamelín, tendría que habérmelo imaginado… Pero cuando en mitad de un paseo por el monte me dijo que quería hacer conmigo el trenecito… ahí sí que lo entendí…
 
 
Ahora no me queda más remedio que ver cómo Baco habla de trenecitos a Chichi, su amante. A Chichi, que no mide un palmo y que llegó al barrio después que yo… Pero ella tiene algo que yo no tengo. Un montón de feromonas para repartir. El don de la atracción fatal, la capacidad para obnubilar la cabeza de todos los machos, de hacerles perder la razón, de manejarles a su antojo. 

Es lo único bueno de tener el celo…



1 comentario:

beatriz dijo...

TOR- Suriña cuando quieras hacemos el trenecito que yo ahora estoy nenuco y ya no nos hace falta ni protección. CHU CHUUU