miércoles, 14 de marzo de 2012

Cómo llegar a las mil entradas

Esta semana hemos llegado a las mil entradas en el blog “Sura Hermosura”, descontando las mías. Y digo que hemos llegado, así, en plural, porque es algo que hemos conseguido entre las dos partes.

Por una parte Yo, empecinada en demostrar que una perra tiene mucho que contar; superando las ganas repetidas de vaguear, perdiendo horas de disfrute de este invierno-verano que nos está haciendo, y con el impedimento físico que supone tener unas zarpas mucho más grandes que las letras del teclado…

Por otra parte Tú, que sonríes, te entristeces, te indignas, te identificas, o lo imaginas al leerlo; tú que vuelves a probar, sin saber de qué va a ir el asunto del día, un poco a la aventura. Tú que has entrado más de una vez a este blog… tienes un gran mérito!

Primero, porque para un perro es muy difícil encontrar un ordenador, o cualquier medio de esos punteros, para poder acceder a internet. Segundo, porque en esta relación a distancia que mantenemos, sin que me hayas podido oler mis partes, es difícil parecer creíble (sobre todo después de haber adornado mis historias con un par de videos bastante comprometidos).

El caso es que hemos llegado a las mil entradas, y la verdad no sé si eso será mucho o poco, pero con que haya una décima parte de perros que sepan leerme, creo que ya es impresionante…

Aún es mucho más impactante el origen de las entradas al blog. Que haya muchas de Argentina, EEUU, Francia, Reino Unido, Alemania, Irlanda, Malta y hasta de Mongolia, lo puedo comprender porque tengo conocidos allí. Pero no soy consciente de tener algún tipo de relación con ningún perro en Rusia, Ucrania o Malasia. No sé ni cómo serán.

Bueno sí, he oído hablar mucho de Laica, la especial perrita espacial rusa . Y de una macabrada sobre los perros y gatos ucranianos, que espero que no sea verdad. También he escuchado una triste historia sobre unos perros en Malasia con un trágico final en una isla, tan horripilante que no quiero hablar de ello...

Probablemente algunas de esas 1.000 entradas no serán de perros; habrá humanos que tendrán que leérselo a sus perros (no todas las razas hemos salido espabiladas) y otros habrán entrado solo a fisgar, a ver lo que os cuento, no vaya a ser que incite a sus mascotas a la rebelión…

A esos humanos aprovecho para recordarles que, nosotros los perros, hagamos lo que hagamos, no somos vuestros enemigos. Que cuando os encontréis con alguna de nuestras fechorías (da igual que nos hayamos comido todo el chorizo de cerco ibérico, o que destrocemos la PlayStation), antes de actuar impulsivamente, paraos a recapacitar sobre la razón. No sobre ese periódico tan comprado, sino sobre la causa, el porqué de nuestro acto vandálico. Igual necesitamos quemar más energía o aburrirnos menos. Puede ser que solo estemos pidiendo más mimos y atención. Poneos en nuestro lugar.

Y si nos veis deambulando sin rumbo o hurgando en las basuras, recordad que nosotros no somos los culpables de esa situación. Que seguro que hay algún humano detrás, de esos que saludáis al pasar sin saber que ocultan a un monstruo…


No hay comentarios: