lunes, 14 de mayo de 2012

Cómo es la reproducción humana

Los humanos pueden llegar a tener muchos celos, ... pero no tienen el celo.

No necesitan, como nosotros, que llegue una época especial para que un instinto irrefrenable les lleve a querer apearse. Más bien creo que están casi siempre en celo.

Pero no siempre se quieren aparear para reproducirse; es más, utilizan una especie de trozo de intestino delgado para impedirlo al que llaman condón.

Como os podéis imaginar, yo nunca he utilizado un condón; y, cuando tenía el celo, no me costaba nada encontrar un macho dispuesto a darme descendencia. Solo tenía que mover un poco el rabo...


El proceso de atracción y seducción entre los humanos es mucho más complicado. Aunque su cuerpo les pida marcha, su mente cargada de prejuicios, miedos, estereotipos y educación conservadora frena los instintos más básicos. Y cuando a pesar de todo funciona el cortejo y consiguen una pareja para mantener relaciones sexuales, les toca buscar un sitio apropiado.

Los humanos no son como nosotros que nos vale cualquier esquina para consumar, ellos prefieren la intimidad. Y si no tienen una casa para ocultarse de miradas indiscretas, utilizan sus coches en zonas preferentemente oscuras y deshabitadas.

El monte de al lado de mi casa se llena por las noches de coches que se balancean acompasadamente...

Aunque pudiera parecer muy romántico convivir con tanta pasión, las consecuencias son desastrosas.

Acaban de hacer sus cosas y tiran por la ventana todas las pruebas: el condón usado, su funda, el papel higiénico o las toallitas usadas, y a veces se pueden encontrar medias, bragas o calzoncillos. Hay que hacer mención especial a la parejita que, antes de darle al ñaca-ñaca, cena en el mismo vehículo una opulenta variedad de productos Mcdonalds con sus respectivos envases que, con toda naturalidad, arrojan después por la ventanilla.

¿Harán lo mismo cuando cenan en sus casas?



Estas parejas llegan a su rincón especial cuando está oscureciendo y se marchan a oscuras, pero yo voy al mismo sitio con la luz del día ... y me doy de bruces con sus restos. Y el monte del amor se transforma en un vertedero..., y los enamorados en indeseables...


Creo que sería mejor que los humanos se acostumbraran a copular en público...




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