viernes, 11 de mayo de 2012

Cómo son las no mascotas (IX) (Colirrojos)

Esta historia real (real como todo lo que cuento en este blog) ocurrió hace ya tiempo, cuando la casa donde ahora vivo estaba en plena reforma.

Aún no tenía tejado y las piedras de las paredes interiores estaban sin encintar, por lo que se podían encontrar huecos de diferentes tamaños, ideales para distintos usos.

El primer día que mis humanos vieron cómo una hembra de colirrojo entraba volando y se dirigía directamente a uno de los boquetes, no sospecharon nada. La espantaron para que no anidara y colocaron una piedra tapando el hueco.

La colirroja volvió al poco tiempo, acompañada por su macho, y muy nerviosos se pusieron a revolotear insistentemente alrededor del orificio cubierto.

Ahí sí que empezaron las sospechas... Mis humanos retiraron la piedra, iluminaron el agujero y se encontraron con 4 picos abiertos suplicando comida, a punto de ser emparedados.



La reforma se retrasó porque el tejado no se pudo cubrir del todo, hubo que dejar un hueco abierto para que los progenitores colirrojos entraran y salieran para alimentar a sus crías, esperar a que crecieran y aprendieran a volar.

Empezó el documental...

Mis humanos pudieron contemplar todo el proceso de evolución de pollo a pájaro, con sus reiterados intentos de vuelo hasta llegar a una viga y después al hueco del tejado. Aún sabiendo volar no abandonaban la casa, se sentían a gusto de ocupas y volvían a su nido a descansar.

Con el tiempo y la edad acabaron marchándose, pero alrededor de casa siempre puedes ver unos cuantos colirrojos. Creo que están esperando a que cambiemos el tejado...

Por el derecho a una vivienda digna!




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