martes, 15 de mayo de 2012

Cómo ser un buen partido

Una cosa es la atracción sexual, el celo o el deseo irrefrenable de reproducirse, y otra muy distinta es conseguir mantener una pareja estable, alguien donde proyectar un sentimiento que se vea reflejado. Para eso te tienes que esforzar.

Puede que influya positivamente el hecho de tener hermosura, como es mi caso, pero a mayores se necesita algún que otro valor añadido.

Yo, por ejemplo, además de hermosa soy muy limpia. Siempre busco un sitio apartado para hacer mis necesidades mayores y mantengo el pelo brillante aunque no me dejo cepillar (en sentido no sexual). También soy muy hacendosa y no puedo ver ni una miga abandonada en el suelo, con mi lengua consigo hacer relucir los vasos de yogur antes de separarlos para reciclar, y limpiaría con entusiasmo también el inodoro si me dejaran. Casi diariamente sacudo mis alfombrillas, con tanto énfasis que se me suelen romper y si por un casual vomito, intento reabsorber el bolo para no dejar mancha.

Incluso para no ensuciarme al comer, me pongo una bata.



Todo eso lo saben bien mis dos amores, Baco y Lola, saben que soy un buen partido, pero a veces se les olvida todo lo que valgo... y parece que también se olvidan de mí.

Baco siempre con su Chichi, que va de amante oficial y no se corta un pelo, interponiéndose en nuestra relación.

Lola en la lejanía, flotando entre recuerdos, porque nos vemos poco para mi gusto; siempre tiene algo que hacer.

Y el amor es un fuego al que hay que echar combustible.

Creo que Lola y yo no podemos seguir manteniendo nuestra relación en entorno 2.0, ni aprender a conocernos en modalidad e-learning. Son imprescindibles las sesiones presenciales, los outdoors, el trabajo en equipo, las clases prácticas y, sobre todo, mucha autoevaluación.

Aplícate Lola, que te voy a suspender...


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